
Sin una oferta de empleo público extraordinaria se están deteriorando todas las condiciones de trabajo: degradación generalizada del servicio público, carga de trabajo para el personal penitenciario, falta de conciliación familiar, carencia de concursos de traslados, envejecimiento de las plantillas, aumento de agresiones hacia el personal penitenciario, aumento del riesgo para la salud de los trabajadores penitenciarios, privatización de las prisiones, degradación de las condiciones de trabajo, etc. No es suficiente la tasa de reposición
La progresiva degradación de las condiciones laborales, como consecuencia de la reducción y envejecimiento de las plantillas, está provocando un clamor generalizado sobre las carencias de
personal en los centros penitenciarios de toda la geografía nacional, en donde cada uno pone en valor “su singularidad” y “sus especiales dificultades”, lo que le hacen meritorio para que manden “prácticos” o “contraten interinos”.
Desde el año 2008 en que comenzaron los recortes, Instituciones Penitenciarias ha reducido su plantilla en más de 2.500 efectivos, es decir, nos han hecho un ajuste de un 10% en términos globales, y al mismo tiempo, dentro de este contexto, hemos tenido recortes salariales, se han empeorado las condiciones de trabajo, etc.
Se ha producido un ajuste muy severo con el envejecimiento de las plantillas, donde no se visualizan alternativas de futuro para el personal, que cada vez tendrá más mermadas sus capacidades psicofísicas para realizar las funciones exigibles en una prisión.
La pérdida de empleo redunda en una peor prestación del servicio, en la degradación de las condiciones laborales y en riesgos para la salud.
La pérdida de empleo, en instituciones penitenciarias, también tiene efectos colaterales que se quieren obviar.
Los recursos humanos condicionan inexorablemente el servicio, la calidad del mismo, la carga de trabajo y la salud laboral de personal penitenciario. Y también condicionan el ejercicio de derechos.
La dispersión geográfica que padece el personal penitenciario constituye una falta de conciliación familiar muy severa, lo que hace que una parte del colectivo sea muy vulnerable y dependiente de largos desplazamientos para mantener dicha conciliación familiar.
Los concursos de traslados, además de servir como mecanismos de promoción profesional, se erigen en un componente esencial que permite acercarse al personal a los lugares de residencia familiar.
A pesar de que actualmente existen muchas vacantes, no se pueden desarrollar los concursos de traslados para cubrir las mismas por la existencia de un déficit brutal de personal, porque representarían el desmantelamiento de unidades penitenciarias menos atractivas para el personal.
Las agresiones, en Instituciones Penitenciaras, se han convertido en una lacra que crece año tras año de forma exponencial, y a la que nadie parece tener demasiado interés en poner remedio.
No se puede continuar dejando a un funcionario solo en el interior de un módulo con 140-160 internos. No puede seguir trabajando el equipo de tratamiento o sanitario sin contar con personal de vigilancia de apoyo inmediato.
Hace falta, por tanto, una Oferta de Empleo Público extraordinaria en Prisiones para cubrir el déficit de personal existente, para abrir las instalaciones cerradas y para desarrollar con normalidad la actividad de un servicio público penitenciario.
CCOO está con el personal penitenciario por tener el empleo público que necesitamos. Contar con una Oferta de Empleo extraordinaria para Prisiones representa abordar el déficit estructural que padecemos y abrir la puerta a que se reactiven los concursos de traslados como mecanismos de movilidad geográfica y profesional.
Se adjunta las “Razones penitenciarias”.
Documento_razones_por_una_oferta_de_empleo_publico_extraordinaria_.pdf
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